El significado espiritual

“Atithi Devo Bhava” – Nuestras escrituras ancestrales nos dicen que un invitado es como una deidad y debe ser tratado como tal, pero lo hemos tomado demasiado literalmente. Sin embargo, hay un significado espiritual más profundo detrás de esto. Todos somos invitados en este planeta … y como invitados no poseemos nada. Es absolutamente absurdo que un invitado piense que puede ganar o perder algo aquí. No hay nada que perseguir, sean personas, poder o posesiones. Lo único que tenemos que hacer es disfrutar cada momento de nuestra visita. Si esta perspectiva se aplica con precisión, aunque sea por un momento, notamos como durante ese momento todos los problemas desaparecen.

Un regalo maravilloso

Se muestra que las deidades tienen esta claridad que es visible de la sonrisa natural que muestra su rostro. Siempre se muestra la naturaleza fácil de Krishna; sonriendo constantemente sin importar lo grande que pueda ser un obstáculo. Se cree de las deidades que descendieron del cielo, realizaron su tarea y regresaron. Esta imagen simboliza la conciencia de “invitado”. De hecho, todos somos seres espirituales que pertenecen a un mundo completamente diferente: el Cielo más allá del Cielo. Entramos en este cuerpo como invitados por un corto período de tiempo. Si esta realidad se mantiene por unos momentos, se puede experimentar un estado en el que hay cero deseos y ausencia de vicios. Nuestros tesoros internos: las virtudes, la sabiduría y el poder se pueden desbloquear y se puede experimentar libertad total de estas cadenas de deseos y pesares que creamos en esta casa de invitados.

Una norma universal, aunque tácita, es la de tratar a cualquier invitado con gran esmero en todos los aspectos. Se le trata como a una deidad. Sin embargo, esta posición o trato de invitado se aplica solo cuando la persona invitada es consciente de sus límites. Si se pasa de la raya en su participación y comienza a mostrar un sentido de propiedad sobre algo o alguien, su experiencia de la hospitalidad recibida sería muy diferente. El anfitrión sentiría que ha traspasado los límites de invitado. Cuando mantenemos la perspectiva de invitado, el universo comienza a tratarnos como a un dios y la naturaleza nos brinda lo mejor de lo mejor. La suerte estaría de nuestro lado. De hecho, ser un invitado, sin expectativas, haría que cada pequeño momento pareciera un regalo maravilloso. Si nos olvidamos de que somos invitados, la experiencia resulta desagradable.

Ahora bien, ¿no es mejor ser un invitado? Los invitados están felices y participan de todo ¡pero no tienen apegos, así que no sufren!….
¡La buena noticia es que todos somos invitados!

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