La esencia del mensaje espiritual nos dice que está disponible una conciencia más elevada, y que en este momento estamos en algún lugar por debajo, como que no estamos completamente despiertos. Se usan diferentes palabras y lenguaje para decirnos que hay un problema. Una gran limitación dentro de esto, es que si alguien está dormido y le dices que está dormido, no lo va escuchar, no lo va a entender. Sólo cuando despierta se da cuenta de que estaba dormido. Si alguien está inconsciente, y le dices que está inconsciente, para el no va a significar nada. Es lo que Platón llama ‘No sabemos que no sabemos’. Estamos con un doble cerrojo, doble ignorancia.
Nos es útil conocer la situación para poder encontrar una manera de salir de ella y despertar. Utilizamos la imagen de un príncipe que ha olvidado que es un príncipe y piensa que es un mendigo. No está dormido, pero es como si estuviera bajo un hechizo y piensa que es un mendigo. Alguien viene y le dice “Eres un príncipe” y el dice, “¿soy un príncipe? Muchas gracias, pero, ¿tienes una moneda para darme?”. Escucha la palabra príncipe, pero está profundamente arraigado en la conciencia de mendigo. En la conciencia de mendigo, siempre que consigue monedas está feliz; cuando pierde monedas, se siente desdichado.
El mendigo puede estar muy feliz cuando obtiene más monedas. Pero es una vida de mendigo con conciencia de mendigo. La paradoja es que incluso mientras mendiga sigue siendo el mismo príncipe. Es dueño de todo un reino, tiene todo los tesoros y no sabe que está mendigando. Esa es la paradoja. El mendigo no está siempre pidiendo. Está el síndrome de mendigo, con muchos otros síntomas que aparecen en la forma de patrones de conducta. El mendigo se compara con otros mendigos, compite, se decepciona, se apega a su platillo de pedir limosna, es inseguro, y otras muchas complicaciones que vienen con la actitud de mendigo.
La vida del rey y el príncipe es diferente; su mente es diferente, no están sometidos al síndrome de mendigo. Su vida es una celebración y una danza de felicidad y caridad, una vida de amor y entrega. Cuando el príncipe viene aquí, está dando; ayudando a las organizaciones haciendo caridad. No está aquí para tomar nada porque sabe que está lleno.
¿Cuál es el equivalente espiritual? Todo el conocimiento espiritual nos dice, en este mismo momento, tienes grandes tesoros. Cuando decimos alma, consciente del alma, significa que eres un príncipe y que el príncipe tiene grandes tesoros, eternamente. Cuando olvida que es un príncipe, está bajo el hechizo. Pide amor, pide felicidad, seguridad, vida; pide por un poco de respeto y posición. Está mendigando por las cosas que ya tiene, pero está bajo el hechizo. Alguien puede decirle “tú eres un príncipe”, él lo escucha, pero su atención está en el platillo de las limosnas.
Este mendigar se manifiesta de muchas maneras dentro de nosotros también, y si el Príncipe no está despierto, la mendicidad se manifestará. Una manifestación puede ser pedir virtudes, la otra podría ser presumir de virtudes. Cuando el Príncipe viene, a él no le preocupa si en Cambridge hay algunos que son tacaños, sin embargo, el mendigo estará molesto por ello, para él es un problema. Si hay quienes no tienen modales, el problema es de ellos. Si alguien se enfada o es intolerante, es su problema, no tu problema; si alguien es tacaño, es su problema. Pero si estás mendigando virtudes, se convierte en tu problema.
¿Es esta la vida de un príncipe o de un mendigo? Hay una diferencia enorme entre la calidad de vida del Príncipe y el mendigo. Todo el mundo quiere una buena calidad de vida, pero, si su conciencia es de mendigo, si están bajo el hechizo, incluso si tienen buena posición, riqueza, millones o billones, aún así son mendigos, aun así están sometidos al síndrome de mendigo. Experimentan la calidad de vida más baja posible, su vida interior es corriente.
La misma persona tiene la oportunidad de despertar, y despertar necesariamente quiere decir descubrir la realidad más allá de este hechizo de mendigo.¿Que sucede cuando el príncipe está despierto? En nuestro caso, el príncipe es el alma, el alma angelical. Quien descubre, que su mundo es diferente y que aquí es temporalmente un huésped. No necesita esta obra de teatro; no necesita todo este mundo físico. Conoce su mundo eterno, sabe de antemano que esto es temporal.
Cuando hablamos sobre la conciencia del alma, es simplemente esto; saber que hay un mundo eterno detrás, y el alma se da cuenta de que es eterna y de que su mundo es eterno. Instantáneamente está fuera de la mendicidad, porque se da cuenta de que no necesita esta obra de teatro. Ni pide vivir, ni pide morir, ni pide compañía; todo el asunto en sí es irrelevante. Toda la obra es tan irrelevante. El mendigar llega a su fin.
En ese momento, el viaje del príncipe se convierte en descubrir lo que tiene. Puede que descubra que tiene un Padre, un rey, una familia, y otros tesoros que necesita dedicar tiempo para descubrir. Las palabras que describen la vida del príncipe son “virtudes” y “poderes” y “cualidades”.
La palabra “necesidad” no existe en la vida del príncipe despierto, ni existe el deseo, ni el comparar, no existe la rivalidad. El sufrimiento no existe en la vida del príncipe despierto, y si no hay pesar, lo que permanece es dicha silenciosa. Este es el príncipe despierto. El príncipe despierto es útil porque cualquiera que está despierto puede ayudar a otros.
En cualquier lugar, si hay más mendigos, hay un tipo de vida en la ciudad, pero si hay más príncipes, se convierte en un reino.
Estos príncipes, son príncipes también en personalidad, reales, príncipes nobles. Saben que a todos los niveles, en todos los aspectos, su vida está llena. Dios mismo es su Padre y compañero y ésta es una familia de príncipes. Esto es lo que sabe y experimenta el príncipe despierto. Lo tiene todo, y tiene lo mejor, para siempre. Cuando visita este teatro temporal, no quiere nada. Este teatro temporal no tiene nada que ofrecerle. Conoce su corazón, conoce a todos, y tiene algo muy preciado para ofrecer a los demás. Con esta actitud está feliz de venir. Sus palabras, actitud, acciones, son útiles a los demás.